Cuando dejo de ser ella

Hace unas tres semanas deje de ver a Cristina porque simplemente dejo de ir a clase.

Cristina es una chica que es alegre, sonríe a menudo, le gusta participar y preguntar.

Cuando pasaron cuatro clases sin ella, un compañero me preguntó lo que yo tampoco sabía. ¿Dónde está Cristina?

La tarde de ese día le escribí un mensaje -¿estas bien? y ella me contestó -no.

Pregunté -¿puedo saber por qué?

Cristina me contestó con un gran párrafo que contenía mucho dolor y amargura. Habían matado a su mejor amigo.

Me quedé suspendido sin saber qué contestarle. Le dije que no podía entender el dolor y sufrimiento que estaba teniendo porque yo nunca he pasado por algo igual. Ella me dijo que me cuidara de este mundo horrible.

Me sentí triste porque sus mensajes no alcanzaban a reflejar todo el dolor que ella tenía, porque recordé que en un instante de mi vida también pude perder a mi familia y aunque no sucedió se siente fatal y no hay palabras que puedan expresar lo que siente uno.

Hoy Cristina decidió regresar a clase.

Cristina se ve mucho más delgada, tiene un semblante triste, sus ojos ya no tienen el mismo brillo y su sonrisa parece haberse apagado.

Cristina ha dicho que le han robado el alma.

Al terminar la clase la acompañé a su casa. La vi llorar. Sé que sus lagrimas venían desde lo más profundo de su corazón; lloraba con mucho sentimiento y mis ojos se cristalizaron porque hacía mucho tiempo que no percibía el dolor de alguien de esa manera. Extraña mucho a su amigo.

Cristina se quiere morir.

Todo el mundo a su alrededor le ha dicho que sea fuerte, que debe continuar, que su amigo no hubiese querido que ella esté así. Sin embargo ella sabe que él no regresará jamas.

Una parte de Cristina ha dejado de existir.

¿Qué más podía decirle yo que no le hayan ya dicho los demás? Solo le di un fuerte abrazo y se fue.

Deja un comentario